A ti Jean Rabel
Pararte a pensar es lo difícil, pararte y analizar dónde estás, ser consciente de lo que te rodea y saber que para ti es solo una experiencia pero que para el resto es su modus vivendi.
Haití es rico en muchos aspectos, la riqueza paisajística es bestial, miles de bananos rodean los pueblos, cada camino se abre paso entre ellos, y en cada camino un burro, un cerdo, una gallina o una cabra.Gente que anda, pero nunca por placer, siempre por deber… niños caminan kilómetros para buscar agua en un aljibe, mujeres con ramas enteras de plátanos en la cabeza y a su vez remolcando un burro que transporta carbón.
Falta de concienciación de proteger el paraíso natural que los rodea, cantidades incalculables de basuras a sus preciosos campos y ríos.
Penumbra en las calles, pueblo pobre, alimentación a través de placas solares dejadas caer de cualquier manera… falta de orden.
Motos de más de 5 acompañantes, bebés entre ellos arropados por los brazos de sus madres, único modo de transporte, el casco es para gente pudiente, al son de la música a todo volumen resuenan en cada una de ellas.
Miércoles y sábados, días de mercado, calor asfixiante calienta la comida, hierve las bebidas y atrae a los bichos, ajetreo, silbidos, camiones…carne expuesta que mejor no haber visto.
Paseos a media tarde posiblemente con 3 niños de compañía, a los cuales no les importa dónde vayas, solo quieren estar cerca y presumir de amigo blanco… un coman ou relé? O coman ou ye? Es lo único imprescindible para presenciar esa compañía.
Tambores y cánticos de lejos, se nota el vudú, el boko está haciendo un ritual, las banderas en las casas dejan ver lo que muchos ocultan, música que produce escalofríos.
Esperanza de vida 50, triste y cierto a la vez, cementerios que son pequeñas casas de colores, inspiran alegría a lo que una tristeza se refiere.
Acequias y sus corrientes divierten a los niños, se lavan y lavan sus ropas.
Fútbol, ídolo de masas, un balón sería presidente, jugar descalzos entre piedras no es un problema ni siquiera una duda. Bailar, cantar y saltar a la comba no es cosa de niñas, sino cosa de todos.
Miradas que respiran curiosidad, ¿un blanco por aquí? ¿Qué hace aquí? ¿Qué quiere? Ser blanco es sinónimo de tener dinero, obligación de darles cosas. El “gracias” no existe, ni el “por favor”, el agradecimiento se muestra pidiendo más, como significado de que te gusta lo que te han dado.
Haitianos de personalidad fuerte y cambiante, tranquilos, sin agobios ni enfados, el tiempo tan relativo, no existe el reloj ni su tictac.
País de madrugados y gallos despertadores… así eres tú, Haití.
Pequeños haitianos cabalgando sobre los asnos para ir solos al pueblo vecino mientras mascan caña de azúcar, dientes rotos, picados, inexistentes…
A día de hoy, agradezco eternamente haberme quitado los miedos y lanzado a probar esta experiencia tan enriquecedora, solo doy gracias por la oportunidad de colaborar y jugar con incansables y sedientos niños y además con la restauración de un colegio.
Gracias, gracias y gracias, Haití.
Gabriela Soler, Agosto 2016
A día de hoy, agradezco eternamente haberme quitado los miedos y lanzado a probar esta experiencia tan enriquecedora, solo doy gracias por la oportunidad de colaborar y jugar con incansables y sedientos niños y además con la restauración de un colegio.
Gracias, gracias y gracias, Haití.
Gabriela Soler, Agosto 2016
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