Una experiencia entre los más –pequeños- de esta tierra
Haiti, una isla preciosa en medio de una gran pobreza,
acostumbrada a vivir con la violencia de la naturaleza que a veces les golpea
sin piedad.
Puerto Príncipe, en donde se respira el dolor y la esperanza.
Todo sabe a Isa, su obra se refleja en los ojos de los haitianos que miran y
callan su dolor. Allí muchos han podido volver a caminar. Desde aquí quiero dar
las gracias a Leide y su equipo, así como a Javier, a todos los que habéis
hecho posible esta realidad y al grupo
que desde España sigue trabajando por
ayudar a los más débiles. No lo dudéis, Isa cuida de los Haitianos a los que
tanto quería.
Gross Morne, un hospital, una escuela y un taller de
artistas, que desde la comunidad JM van haciendo camino. Muchos niños y niñas
pueden alimentarse y pueden aprender, otros muchos recuperan su salud. Día a
día con gestos sencillos pero importantes van colaborando a que sus vidas sean
un poco más fáciles, más humanas.
Jean Rabel, 6 escuelas, un Taller de verdaderos artistas, que forma a mujeres y a
adolescentes enseñándoles un oficio y ayudándoles a ganarse la vida. Muchas casas
que mejoran su medio de vida. Los
microcréditos de -las cabras- que ayudan a que la vida les sea más fácil… Y
así formando a mujeres y niños sueñan
con un pueblo -nuevo- que poco a poco vaya mejorando su nivel de vida, en donde
la evangelización se hace a través de gestos sencillos que encarnan las
Bienaventuranzas…,” porque tuve hambre
y….porque tuve sed y…porque estaba desnudo y… porque no tenía casa y …
porque estaba enfermo y…porque no sabía leer y…porque soy una mujer sin
dignidad y…”
Desde aquí, quiero dar las gracias por la acogida de las
comunidades en Haití. Gracias porque he experimentado que vivir entre -los
pequeños de esta tierra-, da sentido a la vida y compartir lo que tienen los
haitianos: su fe, su acogida, su sencillez, su mirada, te ayuda a comprender
que esto es encarnar el evangelio de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario