Parte 1
En el mes de mayo de 2016 empezó a hacerse realidad una idea
que venía acompañándome desde hacía años. Si vuelvo la vista atrás recuerdo un dibujo de infantil que
representaba a una Virgen negrita y también conversaciones entre nosotros en las que salía la frase tan típica de “algún
día lo haremos”. Aunque primero tendríamos que empezar
a contar por lo más cercano: un barrio a tan sólo cinco minutos de nuestras
casas en coche.
Durante los años de colegio y universidad, la colaboración con los menos favorecidos, por ambos, fue activa. En Sevilla no hay un colegio de Jesús-María como los conocidos tradicionalmente por tanto no pudimos ser antiguos alumnos de Jesús-María. No obstante, de una forma u otra, Jesús-María llegó a nosotros: “La tarde colorá”, “Proyecto Al-bikar”, “Colonias de verano”, “Escuela Infantil”, ”Proyecto Maparra”… nuestras experiencias en estos proyectos y los estudios universitarios finalizados eran la unión perfecta para dar el salto a un voluntariado, con otras exigencias, como bien nos recomendaron
En el momento que tuvimos concertado el vuelo, ya no
había marcha atrás, ya nos íbamos. Las dudas, las preguntas, la incertidumbre, se agolpaban en nosotros y, cómo
no, en nuestras familias. Tras muchos, pero muchos correos, idas y venidas a organizaciones oficiales y citas
con varios médicos, conseguimos hacernos una idea de lo que realmente necesitaríamos en los tres meses que
permaneceríamos allí. El “hacernos una idea” inicial fue simplemente para “poder aterrizar” en el país, porque una vez
estás allí, la maleta la cambiarías completamente.
Cuando nos preguntaban qué echábamos de menos o qué fue
aquello a lo que más nos costó acostumbrarnos, nuestra
respuesta siempre era la misma: nada. No teníamos tiempo de pararnos a pensar,
a pesar del ritmo de vida, y bueno, los días sin
luz o sin agua o sin lavadora o sin internet o sin… pensabas que era una
experiencia más y que estábamos aprendiendo de
ella. Lo más complicado fue volver a nuestro país, a casa ¡Que diferencia el
día a día! La gran suerte que tenemos en gestos
que son insignificantes para nosotros. El día del regreso llegó y tocó volver.
Así surgió lo que llamamos el “Proyecto Gallina’” Otra manera de seguir allí
Así surgió lo que llamamos el “Proyecto Gallina’” Otra manera de seguir allí
La experiencia, como ya muchos sabéis, ha sido increíble. No
nos cansamos de hablar, recordar y volver a vivir a base de fotos y videos. Parece mentira cómo pasa de rápido el
tiempo, en estos días hace un año que ya estábamos allí. Las personas que nos acompañaron en el día a día nos lo
hicieron realmente fácil. Rápido nos acostumbramos a la realidad de allí, clima, costumbres, horarios, ritmo…
Regresamos con muchas
ganas de contar y que nuestras familias y amigos pusieran cara a todas esas
personas que nos habían acompañado durante
estos meses. Poco a poco, al ver lo que nos decían y nos preguntaban, fuimos
conscientes que solo al vivirlo entiendes todo y que lo
que habíamos vivido era algo único. Algunas de las dificultades que vimos allí, aquí eran sencillas y fáciles de
solucionar. Éramos conscientes que teníamos que volver a nuestras obligaciones, pero también podíamos seguir
colaborando desde aquí y de alguna manera prolongar nuestro voluntariado, nuestra presencia allí. Las personas
más cercanas nos animaron, apoyaron y se implicaron…[Parte 2]
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