Lo que necesita el hombre es...
Lo que necesita verdaderamente el hombre es otra cosa.
Lo que necesita verdaderamente el hombre es otra cosa.
Que un experto en humanidad haga estudios de las verdaderas necesidades. A lo mejor no son muchas, pero profundas.
El hombre no tiene muchas necesidades, pero tiene mucha necesidad.
El hombre necesita mucho, no muchas cosas.
Necesita de hombres, no de cosas.
Necesita de amigos, de presencias, de sonrisas, de cariño, de esperanza. Precisa de encuentros, de sentimientos, de ideales. Necesita de humanidad.
Por tanto, desnúdate de cosas y vístete de humanismo. Que tus manos estén vacías, pero que tu corazón esté lleno de nombres. No colecciones tesoros, sino amigos. No atesores acciones, sino relaciones. No multipliques intereses, sino personas.
Que tus manos se gasten en estrechar y en compartir
Mi equipaje
Gastar la vida
Jesucristo ha dicho: "Quién quiera economizar su vida, la perderá;
y quién la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna".
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no lo va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé,
como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma,
nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperando en la noche,
con mil ojos humanos rebosando lágrimas.
Mi equipaje
Mi equipaje
Mi equipaje será ligero,
para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil:
las dudas que paralizan
y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden
saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí
el espejo de mí mismo,
el “yo” como únicas gafas,
mi palabra ruidosa.
para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil:
las dudas que paralizan
y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden
saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí
el espejo de mí mismo,
el “yo” como únicas gafas,
mi palabra ruidosa.
Y llevaré
todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia,
mil rostros en el recuerdo,
la vida en el horizonte,
proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das,
amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro,
y una oración que te haga presente:
todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia,
mil rostros en el recuerdo,
la vida en el horizonte,
proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das,
amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro,
y una oración que te haga presente:
“A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío,
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti".
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti".
José M. R. Olaizola
Gastar la vida
Jesucristo ha dicho: "Quién quiera economizar su vida, la perderá;
y quién la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna".
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no lo va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé,
como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma,
nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperando en la noche,
con mil ojos humanos rebosando lágrimas.
En tu desnudez
Te sentirás solo, sin testigos.
Te encontrarás aislado, sin puentes.
Te abrumará el silencio, sin palabras.
Te dolerá el olvido, sin aplausos.
Te inquietará la duda, sin respuestas.
Te pesará la carga, sin ayudas.
Te asustará el compromiso, sin seguridades.
Te verás desnudo, sin mentiras.
Y Yo seré tu testigo, tu puente y tu palabra.
Yo seré tu aplauso, tu respuesta y tu apoyo.
Yo seré tu refugio y amaré tu desnudez
y te enseñaré a vivir de verdad.
Te encontrarás aislado, sin puentes.
Te abrumará el silencio, sin palabras.
Te dolerá el olvido, sin aplausos.
Te inquietará la duda, sin respuestas.
Te pesará la carga, sin ayudas.
Te asustará el compromiso, sin seguridades.
Te verás desnudo, sin mentiras.
Y Yo seré tu testigo, tu puente y tu palabra.
Yo seré tu aplauso, tu respuesta y tu apoyo.
Yo seré tu refugio y amaré tu desnudez
y te enseñaré a vivir de verdad.
José M. R. Olaizola
Si puedo
Si puedo hacer, hoy, alguna cosa,
si puedo realizar algún servicio,
si puedo decir algo bien dicho,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo arreglar un fallo humano,
si puedo dar fuerzas a mi prójimo,
si puedo alegrarlo con mi canto,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo ayudar a un desgraciado,
si puedo aliviar alguna carga,
si puedo irradiar más alegría,
dime cómo hacerlo, Señor
si puedo realizar algún servicio,
si puedo decir algo bien dicho,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo arreglar un fallo humano,
si puedo dar fuerzas a mi prójimo,
si puedo alegrarlo con mi canto,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo ayudar a un desgraciado,
si puedo aliviar alguna carga,
si puedo irradiar más alegría,
dime cómo hacerlo, Señor
Grenville Kleiser
La realidad
Hacernos cargo de la realidad
Cargar con la realidad
Encargarse de la realidad
con misericordia.
Cargar con la realidad
Encargarse de la realidad
con misericordia.
Ignacio Ellacuría
Lo más importante no es...
- que yo te busque,
sino que tú me buscas
en todos los caminos (Gn 3,9)
- que yo te llame por tu nombre,
sino que tú tienes el mío tatuado
en la palma de tu mano (Is 49,16);
- que yo te grite cuando no tengo ni palabra,
sino que tú gimes en mí con tu grito (Rom 8,26);
- que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas
a caminar contigo hacia el futuro (Mc 117);
- que yo te comprenda,
sino que tú me comprendes
en mi último secreto (1 Cor 13,12);
- que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mí
y te expresas a tu manera (2 Cor 4,10);
- que yo te guarde en mi caja de seguridad,
sino que yo soy una esponja
en el fondo de tu océano (EE 335);
- que yo te ame con todo mi corazón y con todas mis fuerzas,
sino que tú me amas
con todo tu corazón y con todas tus fuerzas (Jn 13,1);
- que yo trate de animarme y de planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos (Jr 20,9);
Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte …
Si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra
Iba a ponerme en tu camino
cuando ya venías tú hacia mí.
Yo deseaba esperarte,
pero supe que ya me estabas tú esperando.
Deseaba buscarte
y vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Llegué a pensar: "ya te he encontrado"
pero me sentí encontrado por ti.
Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.
Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.
Iba a pedirte perdón,
pero tuve la certeza de que ya me habías perdonado.
Quería ofrecerme a ti
cuando recibí el don de ti mismo, entero.
Yo quería llamarte: "Abba, Padre",
y te adelantaste a decirme: "hijo mío".
Yo quería desvelarte toda mi vida interior,
te encontré revelándome las profundidades de tu ser.
Deseaba regocijarme de haber vuelto a ti
y celebrabas una fiesta por mi regreso.
Dios mío, ¿seré yo alguna vez el primero?
El tiempo del Espíritu
No es la hora del miedo y la soledad.
No es el tiempo de la dispersión.
No es el momento de hacer los caminos en solitario.
No es la época de la uniformidad.
No es el instante de la pregunta sin salida.
No son los días de desesperar.
Es la hora del Espíritu.
Es la hora de la comunión.
Es el tiempo de la verdad.
Es la llegada de la libertad.
Es la hora de quienes tienen oídos para oír.
Es la hora de quienes tienen corazón de carne y no de piedra.
Es el tiempo de los que adoran en Espíritu y Verdad.
Es el tiempo de los que creen y esperan.-
Es el tiempo para los que se quieran hacer nuevos.
Es el tiempo para los que quieran hacerlo nuevo.
Es ahora el tiempo del Espíritu.
ORACIÓN DEL VOLUNTARIO
Gracias, Señor, por haberme llamado a servir gratuitamente,
a dar mi tiempo, mis energías y mi amor a quienes sufren.
Aquí estoy, Señor, envíame.
Dispón mi mente y mi corazón a escuchar sin perjuicios,
a servir hasta las últimas consecuencias.
Envíame, Señor, a pesar de que yo también soy débil;
así comprenderé que eres tú nuestra fuerza,
y mis hermanos descubrirán tu rostro en mi presencia discreta,
envíame, Señor, y así comprenderé que la mayor felicidad está en servirte. Amén
Afina el oído
Él llama.
Desde el Tercer Mundo y el Primero.
Grita y llama.
Él llama desde las orillas del lago Tiberíades y los vagones de refugiados que huyen.
Grita y llama desde las gargantas resecas de tanto gritar.
Desde los drogadictos y marginados.
Él llama.
Desde los millones de pupilas de niños hambrientos de nuestro mundo.
Desde los pasillos limpios y asépticos de la clínica y desde los callejones mugrientos que jamás han visto un barrendero.
Desde las cárceles.
Él llama con la brisa suave que estremece las hojas y con el viento huracanado que arranca de raíz los árboles potentes.
Él llama hoy como ayer.
Desde el Tabor y, sobre todo, desde el Calvario.
Él llama.
Llama desde las primeras páginas de los periódicos, y desde el teléfono de la esperanza.
Su llamada está escrita en el rostro del mendigo y en la cara satisfecha del "yupi" posmoderno.
Él llama al borde del camino y en el stop de entrada en carretera.
A la salida del metroy en el semáforo de la esquina.
Su llamada se percibe en la mirada entristecida del inmigrante sin trabajo. En el miedo del magrebí agazapado en la patera, o en la rabia de la mujer dominicana objeto de explotación.
Él grita y llama.
Y dice:
"El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos, para dar la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos.
Id vosotros y anunciad la Buena Nueva. Sed sal. Sed luz.
Como el Padre me ha enviado, así os envío yo. Liberad, sanad, resucitad los corazones de los Hombres. ¡Construid con ellos la Nueva Creación!
¡Id! La felicidad del mundo la pongo en vuestras manos".
Que el Dios de la Vida...
Que el Dios de la vida te mire y te envuelva.
Que el Dios de de la ternura te alegre el corazón.
Que el Buen Dios te llene de paz y de alegría.
Que el Buen Dios te de sabiduría para entender la vida como entrega.
Que el buen Dios te de novedad para hacer de cada día algo nuevo, no una triste rutina.
Que el Buen Dios te llene de fuerza en los días grises y de cansancio.
Que el Buen Dios te de tanto amor que no midas la entrega.
Que el Buen Dios te conceda delicadeza para hacer del amor «detalles de amor».
Que el Buen Dios te de sensibilidad para leer los susurros secretos del corazón.
Que el Buen Dios sea tu horizonte y tu fuente.
Te deseo: Que Dios Padre y Madre, recree cada día tu vida.
Que Dios Hijo, sane y cure las heridas que te encierran en ti mismo.
Que Dios Espíritu Santo, avive en ti todo lo que Jesús nos dijo y nos dejó como signo de Vida Nueva.
Te deseo: Que todos estos deseos puedan ser una realidad en tu vida, en la experiencia de gratuidad.
Locos
Señor, envíanos locos que se comprometan a fondo,
que amen con algo más que con palabras,
que entreguen su vida hasta el fin.
Hazme loco, apasionado, imprudente, capaz de riesgo,
ilusionado para empezar algo nuevo,
preparado para el salto a la inseguridad,
entregado a la causa de los pobres,
dispuesto a seguirte sin cálculos ni medidas...
Dame tu Espíritu.
Tus locuras son grandes paradojas, Señor.
Comprometerme en el presente,
por un futuro que no veré en esta vida.
Ser aliado del Dios parcial de los pobres
por una causa que es universal.
Luchar por la justicia
en el combate no-violento de la paz.
Defender los derechos humanos de todos
desde la opción partidista por los pobres.
Ser amigo de la alegría, la fiesta, el entusiasmo,
desde la decisión de renuncia y sacrificio.
Dame tu Espíritu.
Hazme loco de la vida evangélica,
acostumbrado a contentarse con poco,
amante de la pobreza solidaria,
dispuesto a cualquier tarea,
capaz de fraternidad y equipo,
preparado para romper moldes,
libre y disponible, obediente y agresivo, tierno y fuerte,
llevado por tu Espíritu sin leyes ni fronteras.
Dame tu Espíritu, Señor, hazme loco...
El pájaro del alma
(...) Dentro del alma,
en su centro,
está, de pie sobre una sola pata,
un pájaro: el Pájaro del Alma.
Él siente todo lo que nosotros sentimos.
Cuando alguien nos hiere,
el Pájaro del Alma vaga por nuestro cuerpo,
por aquí, por allá, en cualquier dirección,
aquejado de fuertes dolores.
Cuando alguien nos quiere,
el Pájaro del Alma salta,
dando pequeños y alegres brincos,
yendo y viniendo,
adelante y atrás.
Cuando alguien nos llama por nuestro nombre,
el Pájaro del Alma presta atención a la voz
para averiguar qué clase de llamada es ésa.
Y cuando alguien nos abraza,
el Pájaro del Alma,
que habita hondo, muy hondo dentro del cuerpo,
crece, crece,
hasta que llena casi todo nuestro interior.
A tal punto le hace bien el abrazo.
(...)
Pero sucede que el Pájaro del Alma nos llama,
y nosotros no lo oímos.
¡Qué lástima!
Él quiere hablarnos de nosotros mismos,
quiere platicarnos de los sentimientos que encierra en sus cajones.
Hay quien lo escucha a menudo.
Hay quien rara vez lo escucha.
Y quien lo escucha sólo una vez.
Por eso es conveniente
ya tarde, en la noche,
cuando todo está en silencio,
escuchar al Pájaro del Alma
que habita en nuestro interior,
hondo, muy hondo, dentro del cuerpo. Mijal Snunit
Oración del buen humor
Señor, dame una buena digestión, pero también algo para digerir.
Dame la salud del cuerpo y el buen humor, necesario para mantenerla
Dame, Señor, un alma sencilla que sepa sacar provecho de todo lo que es bueno y no se asuste cuando vea el mal, sino mas bien que se encuentre el modo de poner las cosas en su puesto.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento ni los refunfuños,
suspiros o lamentos, y no permitas que me atormente demasiado por esa cosa demasiado incómoda llamada "yo".
Dame, Señor, el sentido del buen humor
Amén
Te necesito, Señor!
Te necesito, Señor!,
porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante Ti.
¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida
a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro
de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas
del encuentro cara a cara contigo.
Teilhard de Chardin, sj
Danos Señor...
Recrea nuestro corazón,
Espíritu del Dios de la Vida
Danos un corazón que salte de alegría,
que sepa compartir, que no acumula “cosas",
sino que se llene de personas.
Que goce con quienes gozan,
que sufra con quienes sufren,
Que sea libre para liberar,
que su absoluto sea Dios, Padre-Madre,
que considere relativo todo lo demás.
Que entienda de audacia, para “dar” con nuevos caminos,
que construya vida a su alrededor,
que posibilite creatividad a raudales.
Que viva en actitud de discernimiento,
que tenga una profunda experiencia de Dios,
que sea experto en humanidad,
que se prolongue hacia los últimos,
que anuncie a Jesús de Nazaret.
Danos un corazón que sepa acoger la diferencia sin asustarse,
que viva la no violencia,
que defienda la justicia, la vida, la paz,
que tenga entrañas de misericordia,
que sea paciente, que viva la fiesta,
que disfrute de la naturaleza.
Que sepa leer la vida como historia de salvación,
que anhele ardientemente el encuentro contigo.
Que te busque en todo, te encuentrey te contemple en las luces
y en las sombras.
Danos un corazón que hable lenguaje de ternura,
que mire al interior de las personas,
que no se deje arrastrar por las apariencias,
que escuche a las personas y cuide el trato con ella
Canción: Dame Señor tu mirada (pinchar para escucharla)
Tu rostro en cada esquina
Tu rostro en cada esquina
Señor, que vea…
…que vea tu rostro en cada esquina.
Que vea reír al desheredado,
con risa alegre y renacida
Que vea encenderse la ilusión
en los ojos apagados
de quien un día olvidó soñar y creer.
Que vea los brazos que,
ocultos, pero infatigables,
construyen milagros
de amor, de paz, de futuro.
Que vea oportunidad y llamada
donde a veces sólo hay bruma.
Que vea cómo la dignidad recuperada
cierra los infiernos del mundo
Que en otro vea a mi hermano,
en el espejo, un apóstol
y en mi interior te vislumbre.
Señor, que vea…
…que vea tu rostro en cada esquina.
Que vea reír al desheredado,
con risa alegre y renacida
Que vea encenderse la ilusión
en los ojos apagados
de quien un día olvidó soñar y creer.
Que vea los brazos que,
ocultos, pero infatigables,
construyen milagros
de amor, de paz, de futuro.
Que vea oportunidad y llamada
donde a veces sólo hay bruma.
Que vea cómo la dignidad recuperada
cierra los infiernos del mundo
Que en otro vea a mi hermano,
en el espejo, un apóstol
y en mi interior te vislumbre.
Porque no quiero andar ciego,
perdido de tu presencia,
distraído por la nada…
equivocando mis pasos
hacia lugares sin ti.
perdido de tu presencia,
distraído por la nada…
equivocando mis pasos
hacia lugares sin ti.
Señor, que vea…
… que vea tu rostro en cada esquina.
José M. R. Olaizola
… que vea tu rostro en cada esquina.
José M. R. Olaizola
Entrañas
Danos entrañas de misericordia
frente a toda miseria humana
Inspíranos el gesto y la palabra oportuna
frente al hermano solo y desamparado.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto
de verdad y de amor, de libertad,
de justicia y de paz,
para que todos encuentren en ella´
un motivo para seguir esperando.
Que quienes te buscamos sepamos discernir
los signos de los tiempos
y crezcamos en fidelidad al Evangelio;
que nos preocupemos de compartir en el amor
las angustias y tristezas,
las alegrías y esperanzas
de todos los seres humanos,
y así les mostremos tu camino
de reconciliación, de perdón, de paz...
frente a toda miseria humana
Inspíranos el gesto y la palabra oportuna
frente al hermano solo y desamparado.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto
de verdad y de amor, de libertad,
de justicia y de paz,
para que todos encuentren en ella´
un motivo para seguir esperando.
Que quienes te buscamos sepamos discernir
los signos de los tiempos
y crezcamos en fidelidad al Evangelio;
que nos preocupemos de compartir en el amor
las angustias y tristezas,
las alegrías y esperanzas
de todos los seres humanos,
y así les mostremos tu camino
de reconciliación, de perdón, de paz...
(Tomado de las plegarias eucarísticas Vb/Vc)
Adora y confía
¡Exulta!
Adora y confía
No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que,
pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado,
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote,
y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa,
reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca,
antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda:
cuanto te deprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en el nombre
de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso,
cuando te sientas apesadumbrado, triste,
adora y confía.
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que,
pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado,
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote,
y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa,
reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca,
antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda:
cuanto te deprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en el nombre
de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso,
cuando te sientas apesadumbrado, triste,
adora y confía.
Teilhard de Chardin
Toma
Toma una sonrisa
y regálasela a quien
nunca la ha tenido.
Toma un rayo de sol
y hazlo volar hasta allí
donde reina la noche.
Descubre una fuente
y haz que se bañe en ella
quien vive en el fango.
Toma una lágrima
y ponla en el rostro
de quien nunca ha llorado.
Toma el valor
y ponlo en el ánimo
de quien no sabe luchar.
Descubre la vida
y cuéntasela a quien
no sabe captarla.
Toma la esperanza
y vive
en su luz.
Toma la bondad
y dásela a quien
no sabe dar.
Descubre el amor
y dáselo a conocer
al mundo.
y regálasela a quien
nunca la ha tenido.
Toma un rayo de sol
y hazlo volar hasta allí
donde reina la noche.
Descubre una fuente
y haz que se bañe en ella
quien vive en el fango.
Toma una lágrima
y ponla en el rostro
de quien nunca ha llorado.
Toma el valor
y ponlo en el ánimo
de quien no sabe luchar.
Descubre la vida
y cuéntasela a quien
no sabe captarla.
Toma la esperanza
y vive
en su luz.
Toma la bondad
y dásela a quien
no sabe dar.
Descubre el amor
y dáselo a conocer
al mundo.
Mahatma Gandhi
¡Exulta!
Si tienes mil razones para vivir,
si has dejado de sentirte solo,
si te despiertas con ganas de cantar,
si todo te habla
-desde las piedras del camino
a as estrellas del cielo,
desde las luciérnagas que se arrastran
a los peces, señores del mar-,
si oyes los vientos
y escuchas el silencio,
¡exulta!
El amor camina contigo,
es tu compañero,
es tu hermano...
Helder Camara
si has dejado de sentirte solo,
si te despiertas con ganas de cantar,
si todo te habla
-desde las piedras del camino
a as estrellas del cielo,
desde las luciérnagas que se arrastran
a los peces, señores del mar-,
si oyes los vientos
y escuchas el silencio,
¡exulta!
El amor camina contigo,
es tu compañero,
es tu hermano...
Bendice mis manos
Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.
Sabine Naegeli
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