sábado, 17 de noviembre de 2012

Mi experiencia en Tánger...

Ha sido increíble, he disfrutado muchísimo. Me he dado cuenta que a pesar de que era sacrificado, siempre estaba contenta. Y aunque uno se piensa que va allí a ayudar creo que las que me han ayudado han sido tanto los niños como Lolin, Tete y Carmen (la comunidad religiosa de Jesús-María de allí).
 Desde el primer día nos han tratado como si estuviéramos en casa, y hemos estado en total confianza con ellas, ha sido un gusto. Además, se han preocupado mucho de que nosotras estuviéramos a gusto con ellas, de hecho han tenido muchísimos detalles con nosotras, uno de ellos fue el día de mi santo, me regalaron una postal y unos pendientes y nos fuimos a cenar por ahí para celebrarlo. Son este tipo de cosas las que te hacen estar a gusto, ver que para ellas eres como una más, no eres una extraña que acaba de llegar allí.



Admiro además el proyecto que están llevando allí, me parece que tienen muchísimo mérito.


Era emocionante ver como las niñas disfrutaban como enanas con las cosas que preparábamos para ellas, verles la cara de felicidad no tiene precio.


Cuando hago memoria de todo esto, al final de lo que me doy cuenta es que no era tanto ir a ayudar a las  niñas del centro de acogida, DAR TIKA, si no que las que me ayudaban eran ellas.

En cuanto a mis  expectativas, desde hace mucho tiempo me quería ir de voluntariado,
había algo que me decía que tenía que tener esa experiencia, pero poco a poco lo fui

dejando hasta que ya el año pasado me di cuenta que o lo hacia este verano que ya había terminado la carrera o en cuanto empezara a opositar no iba a poder hacerlo. La sensación que tenia es que era algo que tenía que hacer una vez en la vida y una vez hecho ya me quedaba tranquila, y sin embargo me he dado cuenta que eso no es así, que esto no es como si ya hubiera aportado mi granito de arena y ya no hacía falta nada más. Ahora soy consciente de que es algo que te hace crecer como persona y que no es algo que yo quiera que se quede en el voluntariado. Estoy deseando tener unos días de vacaciones para volver a verlas, la verdad es que me han marcado.


Parece que el voluntariado se iba a quedar en Tánger, sin embargo, te toca tanto que no te puedes quedar indiferente en tu día a día. No es algo que puedas dejar atrás cuando llegas a España. Yo creo el proceso personal que he llevado pasa por reconocer lo que allí he vivido, hacer un parón y pensar en lo que allí ha sucedido.


Creo que lo que más me ha llamado la atención, es la sensibilidad de las niñas, parece que no se enteran de nada pero sin embargo son conscientes de todo. Todavía me acuerdo el día que una de las niñas nos vino a dar las gracias por haberla enseñado a patinar, parece una tontería y nosotros es algo que damos por hecho, sin embargo ella tuvo la sensibilidad de agradecérnoslo.

También me llamo mucho la atención la generosidad, que pese a la necesidad que han
pasado te ofrecen siempre su comida; me acuerdo uno de los niños de la guardería que un día me quería dar el único caramelo que le había dado su madre, ante eso te preguntas: ¿Por qué este niño que tiene para comer y poco mas, te ofrece su caramelo? Y todos esos detalles los comparo con el mundo en el que vivimos y te das cuenta que muchas veces con poco la gente es más feliz que con mucho.
                                                      Carmen G.

No hay comentarios: